Expertos explican los riesgos de los smartphones en menores de 13 años

https://mmedia.eluniversal.com/18919/ninos-86680.jpg

El debate sobre el acceso temprano de los niños a los smartphones ha cobrado un nuevo impulso tras la publicación de un extenso estudio que advierte sobre las consecuencias negativas del uso de estos dispositivos antes de los 13 años. La investigación, que evaluó datos de millones de usuarios a nivel mundial, revela una clara correlación entre el uso prematuro de teléfonos inteligentes y un deterioro en la salud mental y el bienestar de los menores, especialmente en el caso de las niñas.

Peligros emocionales y cognitivos en el crecimiento de los niños

Los resultados del estudio muestran que cuanto más temprano un niño comienza a utilizar un smartphone, mayor es el riesgo de presentar problemas como pensamientos suicidas, baja autoestima, dificultades para regular las emociones y una creciente desconexión con la realidad. Estos efectos no se observan de forma aislada, sino que se intensifican con la exposición continua a redes sociales, interrupciones del sueño, casos de ciberacoso y un deterioro de las relaciones familiares.

En particular, la investigación destaca que el impacto emocional de los smartphones en la infancia no se limita a los ya conocidos síntomas de ansiedad o depresión. Factores como la autorregulación emocional y el apego a la realidad —menos estudiados en investigaciones previas— resultan ser igual o más significativos en esta etapa del desarrollo.

Consecuencias más allá del hogar: el entorno digital y su regulación

Los expertos involucrados en el análisis hacen un llamado urgente a establecer regulaciones más estrictas que limiten el acceso a smartphones y redes sociales para menores de 13 años. En su opinión, esta no es una decisión que puedan asumir los padres de forma aislada, ya que el entorno digital sigue siendo accesible para los niños incluso si sus familias intentan establecer límites individuales. Por ejemplo, basta con que un compañero de escuela tenga un dispositivo con redes sociales para que el niño quede expuesto a sus efectos, ya sea en el autobús escolar o durante una actividad extracurricular.

Por ello, se plantea la necesidad de una regulación más matizada del ecosistema digital infantil, así como de políticas escolares más estrictas que protejan a los alumnos de una exposición excesiva a la tecnología desde edades tempranas.

La importancia de una decisión colectiva

Una de las sugerencias más sólidas derivadas del estudio es posponer el acceso de los menores a las redes sociales hasta los 16 años. Diferentes estudios coinciden en que la exposición digital en la adolescencia se relaciona con una disminución notable en la satisfacción personal al cabo de un año. Debido a esto, ciertos colectivos de padres han empezado a fomentar acuerdos comunitarios para evitar el uso de teléfonos inteligentes hasta que los jóvenes hayan finalizado, como mínimo, el octavo curso.

Este tipo de arreglos busca aliviar la presión social que sufren los jóvenes y prevenir que se sientan excluidos por no disponer de la misma tecnología que sus pares. Asimismo, al ser un consenso conjunto, facilita que los padres se respalden entre sí y promuevan un ambiente más beneficioso para sus hijos.

Qué pueden hacer los padres si sus hijos ya usan smartphones

Para aquellos padres que ya han permitido el uso de smartphones en sus hijos menores de 13 años, los expertos recomiendan evitar la alarma, pero sí tomar medidas concretas. Observar señales de ansiedad, aislamiento o cambios drásticos en el estado de ánimo puede ser un primer paso. De ser necesario, buscar la ayuda de un profesional en salud mental es fundamental.

Además, es posible realizar ajustes como limitar las funciones del dispositivo, aplicar controles parentales, cambiar a un teléfono más básico o eliminar aplicaciones problemáticas. Si bien estos cambios podrían generar resistencia en los niños, es importante mantener una comunicación empática, reconociendo sus sentimientos y explicando los motivos detrás de las decisiones.

Un método eficaz podría consistir en comunicar a los hijos las complicaciones que los adultos atraviesan al utilizar los teléfonos móviles, para así estimular una comprensión recíproca y promover un intercambio más franco sobre la influencia de la tecnología.

Fomentar espacios más seguros desde la casa y la comunidad

La recomendación más contundente del estudio es clara: evitar el uso de smartphones en menores de 13 años no solo es deseable, sino necesario para proteger su salud mental. Esta decisión, aunque desafiante, puede marcar una diferencia significativa en el bienestar emocional y el desarrollo saludable de los niños.

Hablar con otros padres, promover acuerdos comunitarios y participar activamente en los debates sobre la regulación del entorno digital son pasos concretos que pueden fortalecer el tejido social necesario para enfrentar este reto colectivo. En un mundo cada vez más conectado, proteger la infancia exige una acción decidida y consciente.

Por: Pedro Alfonso Quintero J.

Entradas relacionadas